Adicciones, tratamiento de adicciones
Adicción, Tratamiento de Adicciones, la adicción es una enfermedad tan antigua como el hombre mismo y la cantidad de personas afectadas directa o indirectamente por esta enfermedad es alarmante. Es una enfermedad primaria, crónica, con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influye en su aparición y desarrollo en una persona. Su curso es progresivo y fatal, caracterizado por episodios continuos de descontrol sobre el uso de una sustancia o práctica de una actividad placentera a pesar de sus consecuencias adversas.
Las adicciones se dividen en adicciones químicas (PBC, tabaco, cocaína, anfetaminas, alcohol, marihuana, éxtasis y otros) y adicciones conductuales (ludopatías, por ejemplo en casas de juego o casinos, ciberadicción, juegos en computadora o en red, compras compulsivas, trabajo, sexo, etc.).
¿Quién controla a quién?
Una gran mayoría de consumidores manifiesta tener control sobre el ejercicio de sus adicciones. Ellos dicen que las pueden dejar cuando quieran; sin embargo, cuando desean salir de ellas, se dan cuenta de que se hallan atrapados y que requieren ayuda profesional.
¿Por qué las personas caen en adicciones?
Practicar una actividad o conducta adictiva es una forma de adquirir seguridad, de evadir problemas, de evacuar frustraciones, problemas personales o estados emocionales (tristeza, ansiedad, depresión, alegría, euforia).
¿Cómo saber si tienes este problema?
Responde sinceramente a las siguientes preguntas:
¿Manifiestas cambios repentinos en tu personalidad o incurres en excesos de mal humor sin explicación aparente? ¿Sientes que te has dedicado a la vida bohemia más de la cuenta? ¿Ha bajado tu rendimiento laboral o académico, has abandonado tus responsabilidades a causa de haberte trasnochado? ¿Has tomado distancia de tu familia que constantemente dice que te estás dedicando demasiado a frecuentar más a tus amigos y a festejar? ¿Has perdido el interés en tus actividades favoritas, tales como deportes y hobbies, y tu tiempo de consumo o juego se ha prolongado? ¿Se han incrementado los conflictos y peleas en el seno de tu familia a causa de tu conducta? ¿Muestras falta de motivación, incapacidad para cumplir con tus responsabilidades? ¿Sientes un aumento de fatiga e irritabilidad, padeces de sueño interrumpido? ¿Te has endeudado a causa de que gastaste el dinero en algún vicio? ¿Te enojas cuando las personas te hablan acerca de la bebida, drogas, ludopatía o ciberadicción, y sientes que están en contra de ti? ¿No hallas otra manera de divertirte que no sea practicando una adicción? ¿Sientes dolores de cabeza, temblores, intranquilidad, falta de sueño, cansancio, falta de apetito, ansiedad e ira al dejar de practicar una adicción? ¿Has intentado dejar la adicción y no has podido y sientes estar perdido? ¿Has frecuentado o frecuentas amistades que se dedican a la adicción? Si ha contestado afirmativamente a por lo menos seis de estas preguntas, es que tienes el problema.
Algunos signos que se observan cuando una persona está consumiendo una sustancia:
Excesiva hostilidad frente a los demás. Ojos enrojecidos. Presencia de instrumentos necesarios a los consumos de drogas, sospechosa aparición de comprimidos, frascos de colirio, jarabes y envases de medicamentos. Acentuadas alteraciones en el apetito. Distracción, risas excesivas. Actividades antisociales tales como mentir, robar, faltar al colegio, al centro laboral, etc. Cambios en los hábitos de higiene y en la alteración de la apariencia personal. Actitudes furtivas o impulsivas, uso de anteojos oscuros aunque no haya exceso de luz. Uso de camisas de mangas largas, incluso en días calurosos. Reacción defensiva cuando se mencionan drogas y alcohol en la conversación. Desaparición de objetos de valor. Falta de expresión en el rostro; monotonía en la voz. Uso de los equipos de sonido a todo volumen. Actividades preferentemente nocturnas. Afecciones bronquiales y otros problemas de salud. Depresión emocional; frecuente mención del tema del suicidio. Aliento alcohólico. Confusión sobre el lugar, hora y día. Crisis de miedo o temor exagerado. Insomnio. Tos crónica. Apariencia de borrachera. Dificultad para coordinar movimientos. Aspecto somnoliento o atontado. Congestión en nariz y garganta. Locuacidad excesiva. Temblores. Excesiva calma o lentitud.
Se produce dejadez en los hábitos de cuidado personal: para la persona con problemas de adicción consumir es más importante. Suele ir asociado a un empeoramiento del estado de salud general: adelgazamiento, cansancio, palidez, cambios en los ritmos del sueño y vigilia, ojos rojos, manos temblorosas
Son frecuentes los cambios de humor bruscos en los que se pasa de un estado de euforia, coincidentemente, con frecuencia, con el momento del consumo, a tener un ánimo depresivo, decaído, con apatía y sin ganas de hacer ninguna actividad. En estos estados de ánimo bajo, suelen buscar la soledad para poder estar en contacto con su adicción y calmar su malestar. La persona adicta se enfada sin razones aparentes, le molestan cosas o personas que antes no lo hacían y no tolera que se hable del problema que tiene. Hablar con la persona adicta sobre la peligrosidad de lo que está haciendo u ofrecerle ayuda se vuelve prácticamente imposible sin que tenga una reacción violenta y de negación. A medida que la adicción va avanzando, los periodos de decaimiento, apatía y mal humor son más frecuentes y prolongados.
Cada vez es más difícil centrarse en el trabajo o en clase porque toda la atención se centra en la adicción. Esta falta de concentración impide que se memoricen datos o hechos y se produzca una falta de recuerdo, como sucede con frecuencia en las personas que consumen alcohol. Al final, estos problemas se hacen evidentes para las personas con las que interactúan.
La persona con adicción progresivamente se va desvinculando de aquellas cosas con las que anteriormente siempre cumplía, como terminar los informes del trabajo a tiempo, ir a buscar a sus hijos/as al colegio o aprobar los exámenes de la facultad. De repente, las responsabilidades pasan a un segundo plano, le es indiferente todo y todos porque lo único importante es satisfacer a su adicción
La adicción consume a las personas con problemas de adicción y no deja nada para los demás. Por eso, cuando se agrava la dependencia se alejan. Aquellas personas que antes eran una buena compañía ahora son un obstáculo para hacer lo que desea en cada momento y un recordatorio de que aquello que está haciendo le está perjudicando. Ya sea porque no quieren que les sermoneen o porque no se sienten cómodos/as con la presencia de otras personas, las personas con adicciones se aíslan. Se debe observar si muestran una tendencia al aislamiento, cambio de amistades, abandono de vinculaciones afectivas anteriores, despego de la familia, empeora la forma de comunicarse, etc.
La persona adicta muestra una falta de interés por todo aquello que no sea conseguir lo necesario para el consumo. Todo lo que parecía motivarle antes, el trabajo, las relaciones, las actividades, pasa a un segundo plano. Llega un momento en el que no solo el consumo es placentero, es que es la única fuente de placer. Las aficiones con las que tanto disfrutaba antes ahora son solo un obstáculo que le impiden llegar a la droga o conducta de la que es esclavo/a.
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